sábado, 12 de noviembre de 2011

Estados Unidos e Irán estarían rumbo a la colisión

Estados Unidos e Irán estarían rumbo a la colisión
Autor: Fuente: INSS (Yoel Guzansky y Zaki Shalom)


















El atentado contra la vida del embajador saudí en Wa- shington llevó la relación iraní-estadounidense a su nivel más bajo de todos los tiempos. Sin embargo, este evento no se produjo al vacío: las provocaciones de Irán dirigidas a Estados Unidos han aumentado recientemente, incrementando la posibilidad de una confrontación, aunque sea limitada, entre las dos naciones.
Durante los últimos meses, las milicias chiítas apoyadas por Irán han matado a un gran número de soldados americanos en Irak, como para sugerir que las tropas de Estados Unidos se retiren en los próximos meses bajo el fuego. Tal impresión es casi seguro que sirva a la propaganda iraní en el papel decisivo de Irán en la limpieza de la región de la presencia americana. Al mismo tiempo, el Golfo Pérsico ha visto un aumento en las provocaciones de la Guardia Revolucionaria en contra de buques de flota de la Armada y aviones de Estados Unidos.
Del mismo modo, los chiítas en el noreste de Arabia Saudita, la parte más rica del mundo en petróleo, tomaron las armas por primera vez este mes de acuerdo a los saudíes, a instancias de Irán. Irán es responsable de incitar a los numerosos peregrinos que envió a La Meca durante el Hajj, que comienza en breve. Y en el frente nuclear, que ha recibido menos atención debido a los acontecimientos en el mundo árabe, el jefe de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Yukiya Amano, está preocupado por la posibilidad de que Irán expulse a los inspectores del OIEA en respuesta a la revelación de material que incrimina a Irán.
En este contexto, los funcionarios del Gobierno estadounidense, entre ellos el vicepresidente Biden y el secretario de Defensa, Panetta, transmitieron amenazas explícitas a Irán.
La secretaria de Estado Clinton fue aún más lejos: en lo que creemos que es una declaración sin precedentes, se dirigió a la oposición iraní directamente, sugiriendo que pidan ayuda internacional “como lo hicieron los rebeldes en Libia”. Esta política iraní provocativa no puede dejar de sorprender, debido a su aparentemente disminución de poder. A nivel internacional, el aislamiento de Irán está creciendo y las sanciones contra el país se aprietan. Internamente también hay cada vez más datos sobre las diferencias entre los líderes de Irán, el presidente Ahmadineyad y la Corte Suprema. El ayatola Jamenei declaró que puede cancelar el cargo de presidente, sugiriendo que Ahmadineyad no exceda su autoridad limitada. Además, la primavera árabe, que ya ha llevado a la caída de los regímenes y ha recibido diferentes medidas de apoyo de Occidente, es responsable de reactivar las protestas en Irán, a pesar del mayor control del régimen y la opresión de su población.
En el contexto del programa nuclear, diversas evaluaciones indican que Irán está encontrando dificultades en su progreso. Por otra parte, las provocaciones de Irán parecen particularmente sorprendentes a la luz de las evaluaciones de que su estatus y el poder se han debilitado en los últimos meses como consecuencia de los acontecimientos en Siria, lo que podría derivar en una guerra civil sangrienta.
Irán, preocupado por la desestabilización de la alineación regional que ha construido, se ve obligado a estar sin ninguna capacidad significativa para ayudar a su aliado central en la región. Sin embargo, no es inconcebible que el desafío de Irán sea parte de la disuasión calculada diseñada para demostrar el costo de la caída de Assad, en caso de que severas medidas internacionales deban tomarse contra Siria. El derrocamiento de Assad también es responsable de que Irán trate de inocular el régimen contra los posibles daños y por lo tanto acelere su “carrera por la bomba”.
La fuente de la temeridad de Irán al parecer se encuentra en su evaluación de que al menos en el corto plazo, el presidente Obama, por una serie de razones, no se atreverá a ordenar una acción militar contra Irán:
a. La decisión del presidente de retirar las fuerzas estadounidenses de Irak revela una falta de voluntad americana de



participar en enfrentamientos de combate más a fondo.
b. La grave crisis económica en Estados Unidos y Europa, y el hecho de que Obama está entrando en el año de las elecciones presidenciales limita su posibilidad de maniobrar y su capacidad para considerar seriamente la opción militar contra Irán.
c. El éxito de la opción militar no está de ninguna manera garantizado. Al final de la operación, el régimen iraní puede mantenerse en el poder y su proyecto nuclear no se vea obstaculizado.
d. Incluso una operación limitada militar en Irán podría tener consecuencias fatales para los ámbitos regional e internacional. Así, Estados Unidos al parecer prefiere las operaciones encubiertas.
La respuesta estadounidense relativamente débil a las provocaciones de Irán refuerza estas evaluaciones de Irán y es susceptible a participar en movimientos más desafiantes. Hasta la fecha, la respuesta de la Administración al intento del asesinato del embajador se ha limitado a apretar las sanciones contra Irán, lo que indica que Obama dificultaría a las compañías que venden petróleo refinado a Irán hacer negocios en América, un paso que podría exigir un fuerte, tal vez insoportable, costo de Irán. Además, Obama reveló inteligencia con evidencia que implica a Irán participando en actividad prohibida en relación con su programa nuclear. Esta evidencia podría incluirse en el próximo informe de la AIEA para representar motivos adicionales para aumentar la presión sobre Irán.
Además, muchos republicanos ahora están exigiendo que la respuesta a Irán se amplíe, y el vicepresidente Biden llegó a declarar que es probable que “Estados Unidos vaya más allá y no tome ninguna opción fuera de la mesa”.
Sin embargo, parece que en Irán se evalúa que la probabilidad de que estas amenazas se traduzcan en acciones, es relativamente baja.
¿No estará Irán arriesgando una evaluación errónea acerca de la estrategia de Estados Unidos?
A pesar de la falta de apetito estadounidense para la apertura de otro frente, pasos importantes contra Irán bajo ciertas circunstancias podrían ser más atractivos para Washington.
El Gobierno está consciente de que como consecuencia de la retirada, Irak estará más expuesto a la creciente influencia iraní. Esto es muy probable preocupante no sólo para la Administración, sino también para muchas naciones de la región, entre ellas Arabia Saudí y Jordania. Por lo tanto, la presión sobre Washington, en especial de los Estados del Golfo, para enfrentar el desafío iraní militarmente también es probable que aumente.
La evacuación de las fuerzas americanas de Irak dará a Irán un impulso, pero también liberará a Estados Unidos de la posibilidad de un ataque iraní contra sus tropas en ese país y le permitirá amenazar a Irán con mayor credibilidad.
Una movida agresiva estadounidense contra Irán servirá a los intereses de Obama en varios contextos. Borrará la imagen de una débil retirada americana (de Irak y Afganistán) en la conciencia internacional. Rehabilitará la disuasión estadounidense en la región y demostrará a sus aliados que Washington no ha abandonado a nadie.
Dicha confrontación es probable que lleve a la mesa del liderazgo de Israel la opción de una operación militar israelí unilateral contra Irán, aunque sólo sea en el corto plazo. Además, una confrontación es probable que mejore la situación de Obama (que se siente alentado por el éxito de la OTAN en Libia) en la opinión pública estadounidense, y mejore sus posibilidades de reelección en la próxima carrera presidencial.
En resumen, las dos partes han adoptado medidas importantes en los últimos meses hacia una posible colisión, aunque sea de alcance limitado. Sin embargo, a pesar del punto sin precedentes en las relaciones entre Irán y Estados Unidos, la probabilidad de una colisión entre los dos países, parece ser baja.
Los líderes de Irán dirigen sus políticas con audacia medida y cautela, como es su costumbre. Bajo estas circunstancias, una pelea entre las partes no es probable que se intensifique a partir de su naturaleza actual y encubierta a una confrontación militar extensa.
Sin embargo, una participación limitada podría surgir como resultado de una escalada involuntaria.

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