jueves, 22 de marzo de 2012

Hamás y la Primavera Árabe Confusión en las filas

Hamás y la Primavera Árabe Confusión en las filas Jonathan Spyer - Esta semana, el dirigente de Hamás en Gaza, Salah al-Bardawil, manifestó al periódico The Guardian que en el caso de una guerra entre Irán e Israel, Hamás no apoyará a Teherán. El Ministro de Relaciones Exteriores de Hamás en Gaza, Mahmoud Zahar, apareció más tarde refutando la postura de Bardawil, y afirmando que el movimiento fundamentalista islámico responderá “con máxima potencia“ cualquier “guerra sionista contra Irán“. Estas declaraciones reflejan la confusión y división en el principal movimiento islamista palestino. El desconcierto es producto de la variedad de opciones que las revueltas árabes de 2011 han puesto ante Hamás. Las divisiones también reflejan la consecuente apertura de las independientes y competitivas estructuras de poder dentro del movimiento, con los líderes del pequeño Estado de Gaza oponiéndose a la dirección general, y también peleándose entre ellos. El “Eje de la Resistencia“, liderado por Teherán, con el que Hamás se había alineado, es una de las principales víctimas de los disturbios árabes del año pasado. Mientras tanto, el claro ganador de las revueltas hasta ahora es la tendencia ideológica que Hamás también representa, - es decir - el islamismo sunita. La revuelta en Siria, aliada de Irán, ha dejado a los iraníes expuestos como una fuerza limitada y sectaria. Su pretensión de representar el interés general musulmán contra Occidente e Israel entró en desgracia. En Egipto, Túnez y Libia, los elementos islamistas suníes se están beneficiando de la caída de los líderes autoritarios. La estrecha relación de Hamás con Irán es de larga data, se remonta a mediados de los noventa. La ayuda iraní conformó un factor vital en la transformación del movimiento islamista palestino en una formidable fuerza terrorista, durante la Segunda Intifada (2000-2004). Después de que Hamás tomara la Franja de Gaza en 2007, la ayuda iraní aumentó, tanto en volumen como en importancia para Hamás. Sin embargo, con todo esto, la alianza entre Irán y Hamás siempre ha tenido la naturaleza de un matrimonio por conveniencia. A diferencia de Hezbollah, el Hamás sunita no fue una creación de los iraníes, y no suscribió a la ideología gobernante iraní derivada del chiismo, que promueve el Wilayat al-Faqih (el liderazgo de la jurisprudencia). Hamás aún tiene una profunda conexión con la política palestina. Surgió de la rama palestina de los Hermanos Musulmanes, y heredó su extensa red social y educativa, y la perspectiva ideológica de la Hermandad. También hay quienes dentro del movimiento - en particular en su brazo armado - que adhieren a la tendencia salafista del islamismo sunita, radicalmente anti-chií. La relación de Hamás con Irán deriva de la naturaleza un tanto binaria de la política regional anterior a 2011. Los bloques regionales liderados por Estados Unidos e Irán, se enfrentan el uno contra el otro. Como el miembro del Consejo Legislativo Palestino de Hamás, Musehir al-Masri, lo dijera en el año 2007, Hamás e Irán tenían sus diferencias, sin embargo, la alianza con Irán era “mil veces preferible que depender de los norteamericanos y los sionistas“. Implícitamente, había sólo dos opciones, y la preferencia de Hamás era evidente. Como resultado de los acontecimientos de 2011, ya no hay sólo dos opciones. Hamás está dividido con respecto a qué camino tomar. La situación en Siria fue la chispa inmediata para el desplazamiento de Hamás fuera del “Eje de la Resistencia“. El movimiento se colocó en una situación imposible, en la que su anfitrión, el régimen de Assad, se dedica a la masacre de un levantamiento en gran medida de árabes sunitas. Los signos de malestar han sido evidentes desde hace meses. Las oficinas de Hamás en Damasco están vacías, y Khaled Masha'al abandonó la capital siria por Doha. Los principales líderes del movimiento están ahora en Qatar, El Cairo, o en su feudo de Gaza. La movida ha debilitado a Masha'al. Una lucha de poder, en consecuencia, está en marcha entre los líderes, Ismail Haniyeh y Mahmoud Zahar, en Gaza, por un lado, y Masha'al y el elemento anteriormente asentado en Damasco, por el otro. Las actitudes hacia Irán son uno de los elementos de este desacuerdo. El distanciamiento de Irán parece implicar el alejamiento de un enfoque en los métodos militares, hacia un énfasis en la agitación popular y la propaganda anti-israelí. Pero no hay un acuerdo general sobre la magnitud del cambio, y las actitudes hacia lo que se ha convertido en la principal lucha por el poder, siguen en curso. Figuras importantes entre los dirigentes de Gaza no quieren alejarse demasiado de los iraníes. Para mantener su feudo de Gaza, Hamás todavía precisa de la pericia y el armamento de Irán. No hay ningún sustituto obvio en Qatar o Arabia Saudita para eso. Los últimos informes sugieren que un nuevo cuerpo terrorista, los “Defensores de Al Aqsa“ está emergiendo desde el interior de Hamás, en Gaza. Como las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa de Fatah, este órgano puede ser utilizado para una actividad paramilitar irrefutable, incluso cuando Hamás persigue otras vías de acción. La visita de Haniyeh a Irán y la última declaración de Zahar sugieren que en los próximos meses, Hamás tratará de mantener un cierto nivel de apoyo de Irán, mientras que al mismo tiempo desarrolla relaciones con las autoridades de Egipto y Qatar. En el medio de una complicada disputa interna, Hamás no tiene el consenso necesario para tomar una dura decisión “blanco o negro“ con respecto a sus alianzas. Por lo tanto, el alejamiento de Hamás del eje de la resistencia no debe ser visto en términos de una clara ruptura, y un quiebre terminante con la violencia política es igualmente improbable. Sin embargo, el alejamiento por parte de Hamás del bloque liderado por Irán, y su posterior regreso hacia los árabes suníes, es motivo de cierta disimulada satisfacción en Israel. Esto representa un considerable revés para la alianza regional, que todavía constituye, por mucho, la amenaza estratégica más grave sobre Jerusalén. Un Hamás alineado más cerca de Qatar sería igualmente políticamente intransigente, y si la reconciliación, auspiciada por Qatar y Egipto, con Fatah tiene éxito, esto va a terminar con las esperanzas realistas para un proceso diplomático entre israelíes y palestinos en un futuro previsible. Tampoco Hamás renunciará completamente a la violencia. Los qataríes y su calaña combinan una política de gestos y propaganda con respecto a Israel, pero siguen dependiendo de Occidente para la protección contra la amenaza verdadera de Irán. Ellos carecen del genuino fervor ideológico, la seriedad y la disposición a la guerra real que tiene la alianza regional liderada por Irán. El movimiento de Hamás en dirección a Doha y El Cairo, y las consecuentes riñas internas, implican el debilitamiento de la alianza más importante desplegada en contra de Israel - y el comienzo de un período de fluidez (cambio continuo) y división para el principal movimiento islamista palestino.

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