domingo, 8 de julio de 2012

Deserciones entre los partidarios de Asad


Deserciones entre los partidarios de Asad
Autor: Jonathan Spyer

El número de generales que desertaron de la causa de Asad se eleva a trece - además de miles de soldados y oficiales subalternos.
Tres pilotos sirios también se escaparon a Jordania hace algunos días.
Estas últimas pérdidas del dictador sirio no son decisivas en sí mismas. Pero añaden al cuadro general de que el régimen, aunque aún desafiante, se está quedando sin ideas.
El Gobierno de Damasco está elevando la apuesta de su única estrategia disponible - aumentar el grado y la brutalidad en su intento de aplastar la rebelión por la fuerza. Esta estrategia está logrando un recuento de cuerpos cada vez más numeroso. Sin embargo, no muestra signos de poder detener la rebelión. Esto, a su vez, está generando una creciente desilusión entre las fuerzas leales que le quedan.
Estimaciones confiables indican que los rebeldes sirios cuentan ahora con alrededor de 40 mil combatientes a su disposición. Se trata de una fuerza importante, aunque aún se concentra en determinadas zonas del país.
En comparación, el levantamiento de los Hermanos Musulmanes que aplastó el padre de Asad en Hama, en 1982, nunca reunió más que 4 mil insurgentes bajo su bandera.
Oficialmente, Asad controla un ejército de poco más de 200 mil hombres.
Pero sólo algunos de ellos son lo suficientemente confiables como para ser encomendados en contra de la rebelión.
Tras haber comenzado como un levantamiento contra las autoridades establecidas, los rebeldes sirios están empezando a parecerse más a un centro rival de poder en el país. Las últimas deserciones prueban lo que está haciéndose evidente para un número creciente de hombres de Asad.
Varios aspectos se suman para crear esta impresión.
En primer lugar, los rebeldes están en control, de hecho, de una franja cada vez mayor de territorio sirio; a pesar de la decidida y sangrienta contraofensiva que el régimen puso en marcha en marzo, en un intento de reconquistar zonas bajo el dominio insurgente.
El Gobierno de Asad todavía tiene la capacidad de conquistar y controlar cualquier punto de Siria.
Sin embargo, no cuenta con suficientes fuerzas leales para ocupar y controlar simultáneamente todas las áreas de apoyo de la insurgencia.
Asad controla las ciudades y las carreteras principales de Siria. Sin embargo, en una gran parte del norte, sus tropas
no se aventuran lejos en la campiña.
El área entre las ciudades de Alepo y Idlib está efectivamente bajo control rebelde. Una segunda “zona segura”, que se extiende desde la frontera turca hasta las afueras de Hama, está en manos de la rebelión. Pequeñas zonas controladas por los rebeldes en la gobernación de Deraa, en el norte y el sur de la ciudad de Homs y en la zona Zabadani cerca del Líbano también se han aislado.
En segundo lugar, los rebeldes son capaces de recurrir a armamentos más sofisticados, que está llegando a través de la frontera con Turquía, financiada por Arabia Saudita y Qatar, en coordinación con Ankara y también, posiblemente con la ayuda de Estados Unidos.Estas capacidades mejoradas están haciendo la diferencia. Los artefactos explosivos improvisados ??se están utilizando para acosar a las fuerzas de Asad, y la evidencia fotográfica muestra tanques destruidos en el norte del país. El número de muertos entre las fuerzas leales al gobierno va en aumento.
Recientemente, Asad prefiere el uso de artillería y helicópteros de combate en vez de los blindados y la infantería.
Esto es una indicador de la reducción de la mano de obra y quizá también de la caída de la confianza por parte del régimen en sus propios soldados de infantería.
En tercer lugar, el derribo por parte del régimen de Asad de un avión de combate turco F-4, amenaza desencadenar una represalia. Los turcos convocaron a una reunión de países de la Organización del Tratado del Atlántico en virtud del artículo 4 de la carta de la Alianza.
El régimen de Asad se mantiene a la expectativa para ver si el derribo de la aeronave resulta ser el factor que finalmente precipite una acción internacional más decidida y abierta en su contra. Turquía ha demostrado que no está dispuesta a actuar sola; por lo que esto dependerá de las opiniones de los demás países miembros que han mostrado una marcada resistencia a tomar medidas más duras.
En cualquier caso, el miedo a esta posibilidad constituye también un telón fondo para el nerviosismo creciente de un mayor número de partidarios y tropas de Asad. Treinta y nueve militares, entre ellos un general, huyeron con sus familias desde el norte de Siria a la provincia de Hatay, en Turquía, a raíz de estas dudas. Probablemente, muchos otros los seguirán.

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